Tapachula, Chis. (Balance México 06 Octubre 2025).-Los accidentes donde choferes del transporte colectivo en Tapachula se han visto involucrados y que lamentablemente han cobrado vidas, no son hechos aislados. Son consecuencia de años de permisividad, corrupción e impunidad que se dejaron crecer desde el sexenio pasado.

Hoy, la ciudadanía suele responsabilizar únicamente a los concesionarios, olvidando que el transporte es la tercera actividad económica más importante de Chiapas y que los dueños de las unidades generan empleo. Muchos de ellos han solicitado a las autoridades capacitación, cursos y aplicación estricta de la ley contra los choferes infractores. Sin embargo, los encargados de vigilar prefieren mirar hacia otro lado y recibir dinero a cambio de dejar pasar violaciones a las normas de tránsito.
Prueba de ello es el reciente video que circuló en redes sociales, donde un chofer del servicio colectivo entregó un billete a un agente para evitar ser sancionado. Un ejemplo claro de cómo la ley pierde valor cuando la corrupción se vuelve moneda corriente.
Lo más contradictorio es que los mismos agentes no muestran esa “tolerancia” con los turistas guatemaltecos. A ellos los infraccionan por todo y por nada, mientras que a los choferes del transporte colectivo les perdonan todas las faltas a cambio de una mochada.
Desde el inicio de este sexenio, el gremio transportista propuso la implementación de un certificado de aptitud para choferes y la creación, a través del Icatech, de una carrera técnica que profesionalice la labor de conductor. Una medida que, sin duda, ayudaría a reducir el número de tragedias.
No se puede negar que en la Policía de Tránsito estatal existen elementos con experiencia, ex federales de caminos que alguna vez impartieron cursos de manejo a la defensiva y que no toleraban irregularidades. Pero las malas decisiones del sexenio anterior dejaron un terreno fértil para el caos vial que hoy se vive en calles y carreteras.
Los concesionarios invierten grandes sumas de dinero en sus unidades, y la mayoría busca cuidarlas. Sin embargo, un reducido grupo de choferes irresponsables sigue manchando la imagen del sector, poniendo en riesgo no solo su patrimonio, sino la vida de los usuarios.
En este contexto, el gobierno municipal de Tapachula tiene una obligación clara: actuar con congruencia. A los malos elementos que sean sorprendidos en actos de corrupción no basta con ponerlos “en la congeladora”; es necesario fincar responsabilidades jurídicas y garantizar que la autoridad deje de ser cómplice.
La confianza ciudadana no se recupera con discursos ni promesas. Se recupera con hechos.
REFLECTORES
La Oficial Mayor del Gobierno de Chiapas, Viridiana Figueroa ha tenido mucha presencia en la costa de Chiapas y particularmente Tapachula. Le tocó representar al gobernador y dar un mensaje en los informes anuales de gobiernos municipales.
Viridiana Figueroa ha alcanzado una madurez política importante y un carisma popular inédito. Sin embargo continúa haciendo la labor política de bajo perfil sin encender luces. Tiene claro su compromiso con el número uno, debe dar resultados donde fue puesta porque actualmente no es momento de hacer política ni mucho menos inundar las redes sociales de imágenes de promoción anticipada.
Nos leemos en la próxima
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