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Tuxtla Gutiérrez, Chis. (Balance México 08 Octubre 2025).-Hay personajes que parecen empeñados en no entender el mensaje de las urnas. Rigoberto López, conocido en Unión Juárez como “El profe”, es uno de ellos. Siete veces ha intentado ser alcalde y siete veces el pueblo le ha dicho que no. Sin embargo, insiste, como si la derrota fuera un trofeo de persistencia, cuando en realidad es el reflejo de una soberbia que lo ha condenado al aislamiento político.

En la Opinión De— Romina García- De Tin Marín- En Unión Juárez, Rigoberto López: el eterno candidato que no aprende

En su discurso, López presume experiencia y liderazgo; en la práctica, solo proyecta cansancio, arrogancia y una desconexión absoluta con la realidad social de su municipio. Unión Juárez ya lo conoce: aparece cada tres años, promete redención y desaparece con el último conteo de votos. Esa no es la conducta de un servidor público, sino de un ambicioso profesional de la derrota que busca servirse del cargo y no servir a su gente.

Lo más preocupante es su reciente intento por cobijarse bajo las siglas de Redes Sociales Progresistas (RSP), un partido que en muchos municipios ha quedado reducido a siglas sin estructura ni proyecto. En lugar de reconstruir su credibilidad, López parece empeñado en usar a RSP como vehículo para su enésimo intento de recuperar algo del dinero y prestigio que ha perdido elección tras elección.

Y como si eso no bastara, en los pasillos del COBACH plantel 30, donde ejerce como docente, circula una versión alarmante: habría ofrecido puntos a sus alumnos para que convencieran a sus padres de asistir al evento donde será nombrado dirigente municipal del RSP. Si esto es cierto, estaríamos ante un acto de manipulación política dentro de una institución educativa, un terreno donde debería prevalecer el ejemplo ético, no la politiquería barata.

En su propio ejido, Santo Domingo, las simpatías que alguna vez tuvo se han evaporado. Viejos aliados se convirtieron en críticos y exseguidores hoy prefieren la distancia. Su arrogancia y su falta de humildad han dejado un rastro de enemistades que ni el discurso más ensayado puede revertir.

Rigoberto López es el retrato de una generación de políticos locales que se quedaron varados en el pasado: sin autocrítica, sin visión, y sin la mínima empatía por la gente que dicen representar. Se rodean de aduladores, se aíslan de la realidad y creen que insistir una y otra vez los hará finalmente merecedores del poder.

Pero la gente ya no se deja engañar. Unión Juárez no necesita un candidato de cartón ni un profesor que convierte el aula en mitin. Necesita líderes nuevos, con ideas frescas y con verdadera vocación de servicio.

El profe López tuvo muchas oportunidades de aprender la lección de la humildad, pero eligió el camino del ego. Por eso, más que un contendiente, hoy es solo un cartucho quemado que sigue aspirando al poder sin entender que el pueblo ya le cerró la puerta

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