Por | Redacción ABM
Tapachula, Chiapas (Balance México 07 de junio de 2025).-La Universidad Politécnica de Tapachula enfrenta una crisis interna tras la llegada de una nueva administración que, a poco más de un mes de haber asumido el control, ha provocado despidos, inconformidad del personal docente y quejas generalizadas de estudiantes por medidas autoritarias según han denunciado de forma anónima por miedo a represalias trabajadores.

Durante el cierre del cuatrimestre enero-abril se oficializó el relevo en la rectoría. A partir de entonces, se implementó una reestructura que implicó despidos masivos. Entre los afectados hay docentes, personal administrativo, trabajadores de biblioteca y laboratorios, así como la empresa privada encargada de la seguridad del campus.
La nueva administración colocó a un equipo distinto de vigilancia que ha impuesto revisiones obligatorias de mochilas a la entrada y salida del plantel. La medida ha sido calificada por estudiantes como excesiva, señalando tratos prepotentes y actitudes hostiles por parte del personal de seguridad.
El problema más delicado recae en el incumplimiento de pagos al personal docente. El nuevo cuatrimestre inició el pasado 6 de mayo y, hasta la fecha, maestros y maestras no han recibido salario alguno. A esto se suma que no han sido convocados a firmar contratos, lo que los mantiene en una situación laboral irregular y sin respaldo legal.
“Estamos dando clases sin contrato, sin saber si se nos va a pagar o cuándo”, dijo un profesor que pidió anonimato. “No tenemos ni para el transporte diario. Esto ya es insostenible”.
La falta de información oficial sobre los pagos y contratos ha generado incertidumbre. No se han dado comunicados, fechas concretas ni explicaciones. La opacidad en la gestión ha sido una constante desde el cambio de rectoría.
En redes sociales, estudiantes y egresados han intentado expresar su inconformidad, pero denuncian que sus comentarios son eliminados de las plataformas oficiales. Esta práctica ha sido percibida como un intento por controlar el discurso público y evitar críticas.
La percepción general dentro del campus es de abandono. Estudiantes y docentes coinciden en que la universidad ya no representa la promesa de calidad y prestigio que alguna vez fue. A la falta de pagos se suma el deterioro visible en instalaciones, la desorganización académica y la creciente tensión dentro de la comunidad universitaria.