Tapachula, Chis. (Balance México 14 Octubre 2025).-La paciencia de los padres de familia del plantel 36 del Colegio de Bachilleres de Chiapas (Cobach), ubicado en Siltepec, llegó a su límite. Este martes decidieron tomar las instalaciones como medida de protesta ante lo que califican como un despido injustificado del director del plantel, así como por el abandono total de la infraestructura educativa.

La inconformidad no surgió de la nada. Durante meses, los tutores y docentes han denunciado un clima de inestabilidad generado por decisiones autoritarias, presiones administrativas y una total falta de sensibilidad por parte de las autoridades del Cobach. Los intentos de diálogo con el coordinador de zona, Javier Morales Ávalos, y con el propio director general, Miguel Prado, han sido, según afirman los inconformes completamente improductivos (ineptos).
La situación ha escalado al punto de afectar a más de mil estudiantes, quienes hoy están sin clases, a la espera de que intervengan autoridades estatales que realmente busquen conciliar, escuchar y resolver, no solo imponer.
Pero detrás de esta protesta hay algo más profundo: presuntos actos de corrupción y uso indebido de recursos federales del programa “La Escuela es Nuestra”. Padres y maestros denuncian que Javier Morales ha presionado a los directores de distintos planteles para permitir la entrada de una constructora “amiga”, con el propósito de beneficiarse económicamente con obras que deberían realizarse de forma directa y transparente.
Si las acusaciones son ciertas, estaríamos ante un caso más de cómo el poder dentro del sistema educativo se usa para el lucro personal, mientras los planteles se caen a pedazos y los alumnos estudian en condiciones deplorables.
La responsabilidad política es clara: el director general del Cobach, Miguel Prado, ha sido rebasado por la realidad. Las quejas se multiplican en varios municipios, los conflictos laborales no se atienden, y la corrupción parece tener carta abierta en las coordinaciones regionales.
La presidenta Claudia Sheinbaum y el secretario de Educación Pública, Mario Delgado, deben voltear a ver lo que ocurre en Chiapas. No es posible que un funcionario recomendado para “dar resultados” al frente de una institución clave como el Cobach se mantenga indiferente ante el descontento de comunidades enteras.
El mensaje desde Siltepec es contundente: la educación no puede seguir siendo rehén de la corrupción y la impunidad.
Si el gobierno federal presume un nuevo modelo educativo basado en la transparencia y la justicia social, este es el momento de demostrarlo.
Porque mientras los burócratas se reparten los contratos y los cargos, mil jóvenes chiapanecos siguen sin clases, esperando que alguien, por fin los escuche.
Nos leemos en la próxima…