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Unión Juárez, Chis. (Balance México 27 Octubre 2025).-El pasado fin de semana, en Unión Juárez, el Partido Redes Sociales Progresistas tomó protesta a su nuevo comité municipal. La dirigencia local quedó en manos de un grupo de ciudadanos que se autodenominan soñadores y que serán encabezados por Rigoberto López Mazariegos, viejo conocido de la política municipal, quien ya fue presidente por el Partido Verde Ecologista de México y que ha intentado —sin éxito— regresar al poder en al menos seis ocasiones, cambiando de colores políticos como quien cambia de sombrero: del ya sepultado Chiapas Unido al recién resucitado RSP.

Crónica de una derrota anunciada en Unión Juárez

Como ya lo hemos dicho en otras entregas, la soberbia, ambición y arrogancia de Rigoberto López lo mantienen atrapado en un ciclo de derrotas anunciadas. Su obsesión por el poder no le permite leer los nuevos tiempos ni entender que la ciudadanía ya no se deja seducir por discursos reciclados ni promesas huecas. Si llegara a ser candidato nuevamente, todo apunta a que el resultado sería el mismo: otra derrota más.

Por su parte, Ricardo Aguilar Gordillo, dirigente estatal del RSP, llegó con la ilusión de encontrar un cuadro político fuerte en Unión Juárez. Sin embargo, la realidad lo golpeó de frente: el evento de toma de protesta lució desangelado, con escasa asistencia, pese a la tamaliza que el propio López Mazariegos organizó para tratar de llenar el lugar. Ni el aroma del café ni los tamales lograron disimular el vacío político que se respiraba.

Mientras tanto, en Santo Domingo se gestan proyectos frescos y liderazgos nuevos, con cuadros más sólidos y comprometidos con la comunidad. Pero López Mazariegos no ha sabido —ni querido— sumarse a ninguno. Su negativa a integrarse a proyectos colectivos ha sido la constante de su carrera, y esa misma cerrazón explica por qué, desde hace años, no ha vuelto a ganar una elección.

En Unión Juárez, el reloj político sigue su marcha, pero algunos parecen atrapados en el tiempo. Y cuando la ambición es más grande que la razón, la historia —inevitablemente— vuelve a repetirse.

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