Por| Redacción ABM

Tuxtla Gutiérrez, Chis. (Balance México 26 Noviembre 2024).-En un estado donde el discurso de cambio y bienestar resuena con fuerza, la realidad en Chiapas pinta un panorama desalentador. Morena, el partido que se presenta como el abanderado de la Cuarta Transformación, parece estar ahogado en contradicciones, donde sus funcionarios actúan de manera contraria a los principios que pregonan.

La delegada estatal de los programas de bienestar, Manuela Obrador Narváez, impuesta por Andrés Manuel López Obrador, se enfrenta a un creciente descontento. A pesar de las expectativas depositadas en su gestión, la entrega de chips de la CFE Bienestar y el censo casa por casa de la salud han fracasado en cumplir las metas establecidas. Este desencanto ha llevado a Obrador a buscar ayuda desesperada entre los consejeros estatales de MORENA, revelando una falta de liderazgo y organización que mancha la imagen del partido.

Un caso emblemático de este descontrol se observa en Motozintla, donde la ex regidora Levi Galindo ha aprovechado la situación para hacer proselitismo encubierto. Organizando “círculos de estudios” bajo la fachada de reuniones comunitarias, ha usado la imagen de la delegada para promover su propia agenda política, lucrando con programas federales en un momento que no debería ser de campañas electorales.

El fenómeno no se detiene ahí. El ex diputado federal, José Luis Elorza, quien carece de un nombramiento oficial, ha tomado la delantera en redes sociales promoviendo programas de bienestar mientras se presenta como representante de la Secretaría de Bienestar. Su falta de legitimidad es evidente, ya que los nombramientos oficiales no se realizarán hasta enero de 2025, lo que plantea serias dudas sobre la transparencia y la correcta utilización de estos programas.

Ante este panorama, es imperativo hacer un llamado a la presidenta Claudia Sheinbaum. Se requiere una vigilancia activa para garantizar que los programas de bienestar no se conviertan en un botín político al servicio de unos pocos. Los chiapanecos merecen un acceso equitativo a los beneficios que se les prometieron, y no ser víctimas de intereses personales que solo buscan perpetuarse en el poder.

La Cuarta Transformación no puede ser solo un eslogan, debe reflejarse en acciones concretas y responsables. La esperanza de un Chiapas diferente está en manos de quienes realmente quieren trabajar por su gente, sin caer en las viejas prácticas que tanto daño han hecho a la política en México.

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