Por | Ana Laura Romero Basurto.
Tuxtla Gutiérrez, Chis. (Balance México 07 Septiembre 2025).-“Lo que no beneficia a la colmena, no beneficia a la abeja”, escribió Marco Aurelio, recordándonos que el bien común es el verdadero propósito de toda acción justa.

Somos un pueblo maravilloso de mujeres y hombres trabajadores, herederos de una historia de dignidad y resistencia. Sin embargo, también cargamos con una memoria que, a veces, olvida o decide callar. No podemos perder de vista que, hasta hace apenas nueve meses, Chiapas vivía sumido en la sombra de la inseguridad: se padecían cobros indebidos por actividades cotidianas, los caminos eran inseguros y la incertidumbre se había normalizado en la vida diaria de las y los ciudadanos.
La filosofía estoica nos enseña que no debemos quejarnos de las circunstancias, sino enfrentarlas con virtud y firmeza. Marco Aurelio afirmaba: “Si estás afligido por alguna causa externa, el dolor no se debe a la cosa misma, sino a tu juicio sobre ella; y en tu poder está revocar este juicio.” Hoy, como chiapanecas y chiapanecos, no podemos quedarnos atrapados en el pasado, sino aprender de él para no repetirlo.
Gracias al liderazgo firme y decidido de nuestro Gobernador, el Dr. Eduardo Ramírez Aguilar, Chiapas ha comenzado a transformar su realidad. Con valentía y rectitud, ha enfrentado la adversidad y ha logrado recuperar la paz y la seguridad en calles y carreteras, devolviendo a la ciudadanía la confianza para transitar y vivir con dignidad.
El propio Gobernador nos ha recordado con claridad y convicción:
“Amamos tanto a Chiapas que se nos olvidó tener miedo.”
Esa frase encarna la esencia del estoicismo: entender que la fortaleza del espíritu se mide no en los aplausos recibidos, sino en la serenidad con la que se asumen las responsabilidades y se enfrentan los retos que otros prefirieron evadir.
La gran pregunta que debemos hacernos, con serenidad pero también con firmeza, es: ¿por qué los gobiernos anteriores eligieron evadir en lugar de enfrentar el reto de garantizar a la ciudadanía lo que por derecho le corresponde? ¿Por qué se dejó de lado la obligación de asegurar la paz, la libertad de tránsito y el derecho a la vida, valores consagrados en nuestra Constitución?
Y surge otra interrogante inevitable: ¿por qué la sociedad, en medio de la adversidad, dejó de exigir con claridad esos derechos que son inalienables? Tal vez, como diría Marco Aurelio, nos dejamos arrastrar por la costumbre y permitimos que el miedo se instalara en el alma colectiva, olvidando que la verdadera libertad no consiste en carecer de cadenas visibles, sino en vivir con dignidad y sin temor.
Hoy que Chiapas vuelve a respirar seguridad, no debemos permitir que la ingratitud nos haga olvidar el pasado. La sociedad merece un gobierno cercano, justo y transparente, pero también tiene el deber de reconocer que la paz no surge de la nada: es fruto del compromiso, la disciplina y el sacrificio de quienes sirven con lealtad.
Sigamos construyendo juntos el Chiapas que soñamos, recordando que cada acción justa es, en palabras de Marco Aurelio, un servicio a la colmena, porque sólo así la abeja puede vivir en paz.