Por| Redacción ABM
Tuxtla Gutiérrez, Chis. (Balance México 26 Noviembre 2024).-En Chiapas, la política no siempre se define por quién ocupa el cargo más alto, sino por quién controla las decisiones desde las sombras. Tal es el caso de “Julito”, el influyente personaje que, desde una modesta oficina de Comunicación Social (ICOSO), se consolidó como el verdadero “vicegobernador”, moviendo los hilos del poder mientras el gobernador se presentaba como la figura visible.
Bajo su control, Julito no solo dominó la narrativa gubernamental, sino que influyó en nombramientos estratégicos, como el del fiscal Olaf Gómez Hernández, un personaje ligado al grupo político de Tabasco. La salida de Gómez Hernández marca el fin de una era, dejando en evidencia la crisis de credibilidad que atraviesa el gobierno actual.
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La habilidad de Julito no se limitó a manejar la comunicación oficial; también extendió su control a diversas secretarías e instituciones gubernamentales, donde sus órdenes eran ley. Desde ese “Rincón de los Deseos”, como algunos lo apodan, se dirigía la administración estatal y se manejaban los recursos públicos con absoluta discrecionalidad.
Incluso el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana (IEPC) y el partido MORENA en Chiapas cayeron bajo su influencia. Desde esa posición, Julito se aseguró de que cada decisión y movimiento político respondiera a sus intereses y caprichos, utilizando su posición para convertir a ICOSO en un verdadero bastión de poder.
Mientras el gobernador disfrutaba de los reflectores y los privilegios del poder, Julito capitalizaba su rol tras bambalinas para consolidar su influencia en todos los rincones del ámbito gubernamental. Sin embargo, la recta final del mandato ha dejado al descubierto los errores, el mal manejo y el descontento social, hundiendo a Chiapas en una crisis de gobernabilidad.
Como dice el refrán, “no hay plazo que no se cumpla ni fecha que no se llegue”. La transformación política que se avecina en Chiapas podría poner fin a este ciclo de poder en las sombras. El duendecillo que alguna vez fue intocable comienza a perder fuerza en un panorama político cambiante.
Julito, quien ejerció el poder real detrás del trono, podría pronto enfrentar el escrutinio público y ser relegado al lugar que corresponde a quienes abusaron de su posición. Chiapas se encamina hacia una nueva etapa, donde las viejas estructuras deberán rendir cuentas y abrir paso a una verdadera transformación.